miércoles, 28 de septiembre de 2011

Carta del Marqués de Sade.



Mi querida amiga, sólo tengo que pediros un favor, y aún confío bastante en vuestra vieja amistad por mí o en vuestra compasión, como más os guste, para esperar que no me lo neguéis. Se trata de que me consigáis un traslado cualquiera, aunque fuera para ir con los pies y puños atados a la jaula de Mont Saint Michel. Lo prefiero y os pido por favor. Sí, lo prefiero mil veces a estar expuesto constantemente a las experiencias del veneno planteadas por las infamias del malvado de Rougemont, el cual, sin lugar a dudas, ha convenido con vuestra madre un precio sobre mi vida.

Hace ya seis semanas que este canalla se dedica a darme drogas que me indisponen y me hacen sufrir dolores tan violentos que ni un criminal hallándose sobre la rueda podría soportar. Y la prueba de que este canalla Rougemont ha vendido mi vida, es que ahora ya ni siquiera se permite entrar a nadie en mi habitación, y me sirven por una ventanilla como a los locos. Se comportan tan indignamente que incluso me niegan el auxilio del cirujano, prueba infalible de que mi vida está vendida.

Adiós, eso es lo último que os digo. Que el cielo pueda haceros feliz sin mí, ya que se supone que mi muerte es vuestra felicidad. Si tiene que ser así, no me duele morir, pero, entonces, os juro y aseguro que sólo lamento no poder, mientras expire, llevarme conmigo al infame malvado que tiene la bajeza de alimentarse, e ir a pagar sus placeres con el dinero que sacará por el precio de mi vida. Os suplico que, si aún os queda algo de compasión, hagáis todo lo posible para que me trasladen a donde sea y en las condiciones que deseen. O de lo contrario, tendré motivos para creer que vos misma participáis de mi muerte.

21 de octubre de 1782, carta destinada a su señora desde la prisión.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El ser humano es un ser instintivo en esencia asi como todos los otros seres, que las normas morales existen solo para mantener un orden (mas o menos) pero que muy dentro de su ser, el hombre fue, es y será amante de los placeres más básicos.

Anónimo dijo...

Un sádico con buen vocabulario..