Y al final, era falso.

Hace un tiempito atrás nos sorprendía a todos la noticia publicada en el portal Yahoo, donde se informaba sobre la falsedad de una imagen de un platillo volador, la cual hasta entonces, parecía confirmar la oleada de Ovnis registrada en Bélgica desde noviembre 1989 hasta marzo de 1990.

La imagen por sí sola, habría quedado descartada si los investigadores de dicha época, hubieran podido refutar la fotografía (de hecho, Franck Boitte un prestigioso ufólogo enumeró varios puntos en los cuales, todo apuntaba a que había sido trucada). Sin embargo, dos situaciones tuvieron mayor peso: el intento fallido de reproducción de la imagen a cargo de la sociedad belga de fenómenos espaciales, y la “histeria colectiva” que durante todo ese tiempo, engendró cientos de testigos que afirmaban haber visto platillos voladores de diversas formas, luces, objetos girando, reflectores, e incluso, la propia gendarmería aseguró haber observado estos fenómenos.

Luego de 21 años, el supuesto fotógrafo -que por aquel entonces se presentó con las siglas P.M.- corrió parcialmente el velo del anonimato. Recientemente afirmó que su nombre real es Patrick, (aún así, no dio su apellido por obvias razones) y reveló que fabricó el ovni “con un panel de refrigerador pintado y equipado con proyectores”. Luego, le tomó una foto a la maqueta desde una posición que el cielo fuera capaz de rodear el patrón, otorgando un efecto de altura muy bien logrado. En ese entonces, contaba con 18 años, y según afirmó, lo hizo “para divertirse”.

Una vez que la fotografía comenzó su carrera mediática, ya nada pudo detenerla. Incluso, fue portada de dos libros. Todo este tramo temporal que nos separa de los 90s, siguió adelante con dicha mentira en pie.
Al ser consultado Patrick sobre su decisión de contar la verdad, respondió lo siguiente: “algún día lo tenía que decir”.

Algo nos queda claro al concluir esta peripecia: la gente puede ser manipulada de forma muy sencilla, sobre todo cuando se trata de situaciones que no están probadas (ni desmentidas). Es más, tal vez los testigos más importantes en todo este tiempo, hayan sido los propios temores de la sociedad belga que encontraron en este hecho una vía de escape.