sábado, 28 de mayo de 2011


Un extracto muy interesante sobre el hombre y la evolución del uso de herramientas, técnicas y la división del trabajo, sin las cuales, no hubiera sido posible sentar las bases de la revolución industrial. Con la misma, las segmentaciones sociales de clase toman mayor fuerza, y se legitiman desde la posición del sujeto.

Los diez milenios que… separan el principio de la revolución agrícola de los inicios de la industrial fueron testigos de un gran número de descubrimientos e innovaciones que aumentaron el control humano sobre las fuentes de energía. La agricultura experimentó un sinfín de mejoras. Se domesticaron nuevas especies de de plantas. Se difundieron y aclimataron las ya domesticadas… Se hicieron progresos en la irrigación, la fertilización artificial y la rotación de los cultivos… Se domesticaron más animales, a la vez que se mejoraban por medio de la hibridación y se difundían en áreas geográficas más extensas… El hombre aprendió muy pronto a enganchar caballos y bueyes a carros y arados… También habría que citar aquí herramientas como el matillo, las tenazas, la sierra, el torno de alfarero, el telar, los diversos tipos de engranajes, la palanca, el tornillo, la cuña y la polea.
Todo lo dicho hasta aquí sirve para ilustrar el carácter fundamental de los adelantes que tuvieron lugar entre la revolución agrícola y la industrial.

Tales adelantos aumentaron la eficiencia con que el hombre aprovechaba la energía de sus propios músculos, así como la de los convertidores vegetales y animales. A decir verdad, parece como si la especie humana pasara siglos y milenios perfeccionando el descubrimiento básico del Neolítico… En resumen, cabe decir sin miedo a equivocarse que hasta la revolución industrial el hombre continuó confiando principalmente en las plantas, animales y otros hombres para la obtención de la energía

Cipolla, 1982.

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