Hallados por un obrero de manera azarosa, al cavar una zanja en las cercanías de la antigua capital china, Xi'an, los ocho mil guerreros de terracota testimonian las singularidades étnicas de los soldados que acompañaron al emperador Chin Shi Huang, quien en el 221 a.C. aplastó los estados autonomistas, dio su nombre actual a China y comenzó la edificación de la Gran Muralla.
Con menos de 20 años, el triunfante emperador también ordenó la quema de todos los registros históricos previos a su ascenso y ordenó la matanza de todos los letrados.
No hay dos de estas estatuas que se parezcan; pretenden ser un espejo de barro y retratar la procedencia de los soldados de todos los confines del nuevo imperio. Son piezas de arte funerario hechas en tamaño natural, que fueron enterradas de pie en una gigantesca fosa junto a su tumba, aún no descubierta.
Con menos de 20 años, el triunfante emperador también ordenó la quema de todos los registros históricos previos a su ascenso y ordenó la matanza de todos los letrados.
No hay dos de estas estatuas que se parezcan; pretenden ser un espejo de barro y retratar la procedencia de los soldados de todos los confines del nuevo imperio. Son piezas de arte funerario hechas en tamaño natural, que fueron enterradas de pie en una gigantesca fosa junto a su tumba, aún no descubierta.
Fórum 2004.
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