jueves, 28 de abril de 2011

El erotismo hecho literatura



Tartufo y Elmira (Moliere) escena III

-TARTUFO: El amor que nos ata a la eterna belleza no apaga en nosotros el amor de las bellezas terrenales. Nuestros sentidos pueden quedar prendados de las obras perfectas que el Gelo formó. El reflejo de sus gracias brilla en todas las de vuestra especie; mas sus más raros prodigios los despliega en vos misma. En vuestro rostro ha prodigado bellezas con las que la vista queda extasiada y transportados los corazones. Yo no he podido veros, perfecta criatura, sin admirar en vos al autor de la Creación y sin sentir mi alma traspasada por un ardiente amor ante el más bello de los retratos en que El a Sí mismo se pintó. Al principio temí que este secreto fuego fuera un artero embeleco del diablo y mi corazón llegó hasta tomar la resolución de huir de vuestros ojos, creyéndoos un obstáculo para la salud de mi alma. Mas al fin comprendí, amabilísima criatura, que esta pasión puede no ser culpable y que bien puedo conciliarla con el pudor. Esto hizo que le rindiera mi corazón. Soy, lo confieso, de una audacia extrema, al osar haceros la ofrenda de este mi corazón, mas todo lo espero de vuestra bondad y nada de los vanos afanes de mis flaquezas. En vos tengo puestos mi esperanza, mi bien, mi sosiego. De vos depende mi aflicción o mi ventura, que por vuestra sola decision seré por siempre dichoso si vos queréis o desdichado si así lo decidís.

0 comentarios: