Sin lugar a duda, muchos de nosotros pasamos este fin de semana expectantes a los resultados de las elecciones peruanas, en lo que fue una interna con mayor cantidad de propuestas políticas que las habituales: un escenario de 5 candidatos muy repartidos en las intenciones de voto.
Los vigorosos debates y campañas también sujetaron miradas al pasado del país, sobre todo, la relación que los candidatos y sus rizomas partidarios han tenido con el Estado y la consulta popular (recordamos la crisis constitucional de 1992, y el referendum al año siguiente).
También fue notoria la participación femenina en todo este ciclo político, algunas de mayor trascendencia han sido:
Aunque parezca lo contrario, Perú es un país muy heterogéneo: valles/ cordilleras/ selvas/ sierras/ faja costera, son algunos de los determinantes geográficos y climáticos que dividen al país en distintas áreas de actividad económica, donde la mayor productividad y desarrollo socioeconómico se concentra en las tierras fértiles y menos accidentadas, es decir, el modelo genérico de lo urbano.
Otra división que podemos formular, es la “lucha” que está presente en casi todo el continente Latinoamericano: la tradición cultural y las tierras ancestrales de una población colonizada vs. las élites de poder de una minoría blanca, componente de los “nuevos” núcleos ideológicos del capitalismo post-colonial.
Un país con tantas realidades internas genera una heterogeneidad compuesta de distintas fracciones, algunas más a la izquierda, otras más a la derecha, otras de centro, y por qué no, individuos apolíticos desinteresados por el sistema; sectores que siguen movimientos minoritarios o tienen una representación más fecunda en el extranjero (por ejemplo, senderistas - Sendero Luminoso); así como coaliciones que traspasan las divisiones tradicionales y se fusionan (izquierda cristiana, o derecha con acento en el rol del Estado y gasto social, por mencionar algunos).
Resulta casi imposible encontrar un partido denominado oficialmente como “izquierda”, o “derecha” no sin antes encontrar el curioso prefijo de "centro". Tal vez se deba reconocer al mismo tiempo, que ningún partido dispuesto a conseguir lo que más desea -el poder- podrá hacerlo si no absorbe un electorado heterogéneo (característica muy persistente), con intereses sociales y capitales, ateos y creyentes, abierto en matices pero a la vez, respetando cierta base fundacional que hace al partido UNA UNIDAD.
Tampoco es usual en nuestros tiempos encontrar un tronco izquierdista que persiga alguna revolución por sus propios medios, sin sumarse a alguna alianza más “demócrata”. La diversidad de elecciones, manifestaciones y tendencias responde además a nuestra era de eclecticismo. Y es casi imposible encontrar algún movimiento puro, no sólo por todas las creaciones del hombre que han ido evolucionando y experimentando nuevas formas de expresión, sino porque además, la pureza tiende a venir de la mano del dogma.
Pero… ¿acaso no buscamos un partido político que tenga convicciones claras y firmes?, ¿Cómo lo logramos cuando el medio para acceder a ese poder deriva en métodos no orgánicos o impuros?, ¿Quiere alguien de izquierda, derecha o cualquier orientación política llegar al poder, aunque esto implique fusiones contradictorias a sus normas fundacionales?
El candidato nacionalista de izquierda Ollanta Humala, habría conseguido una mayoría parlamentaria relativa. Los restantes candidatos (Pedro Pablo Kuczynski, Alejandro Toledo y Luis Castañeda) siguen sus caminos políticos buscando alianzas (tema mencionado en el título anterior) que reflejen la proximidad hacia su propuesta, y por qué no, la demanda de cargos que redoblen la apuesta y permitan nuevas jugadas en vista a futuras elecciones.
La adversaria de Humala, quien obtuvo el segundo puesto luego de una reñida diferencia, es Keiko Fujimori, candidata que incluye las siguientes referencias (sin basarme en su legado familiar): ser una de las parlamentarias con mayor ausentismo en la actividad política, dinero no declarado utilizado para beneficio propio en los estudios que realizó en el extranjero, y un reducido número de proyectos de ley, algunos de los cuales incluyen la ampliación del alcance de la pena capital.
Es destacable sin embargo, el correcto procedimiento mediante el cual se efectuaron las elecciones, la variedad de candidatos con propuestas que dotaron a todos de probabilidades equitativas para acceder a la jefatura de Estado, y el diálogo efectivo que se está proponiendo como desenlace de la primer ronda de elecciones en el país.
Los vigorosos debates y campañas también sujetaron miradas al pasado del país, sobre todo, la relación que los candidatos y sus rizomas partidarios han tenido con el Estado y la consulta popular (recordamos la crisis constitucional de 1992, y el referendum al año siguiente).
También fue notoria la participación femenina en todo este ciclo político, algunas de mayor trascendencia han sido:
• Greta Minaya: Magistrado del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) con una amplia labor y trayectoria en el Poder Judicial, es distinguida por ser una de las primeras figuras en denunciar las prácticas administrativas de Alberto Fujimori.
• Juliana Reymer: candidata presidencial de Fuerza Nacional.
• Lourdes Flores: presidente del Partido Popular Cristiano, abogada y ex rectora, dos veces candidata a la presidencia del país.
• Mercedes Cabanillas: dirigente del Partido Aprista peruano, ex ministra, elegida senadora en las elecciones de 1990, también opositora en 1992 a Fujimori.
• Susana Villarán: alcaldesa de Lima, se postuló a la presidencia de Perú en el 2006. Actualmente es vicepresidenta del Partido Descentralista Social.
Y por supuesto:
• Keiko Fujimori: candidata presidencial del partido Fuerza 2011, tal vez más conocida como “la hija de”.
• Juliana Reymer: candidata presidencial de Fuerza Nacional.
• Lourdes Flores: presidente del Partido Popular Cristiano, abogada y ex rectora, dos veces candidata a la presidencia del país.
• Mercedes Cabanillas: dirigente del Partido Aprista peruano, ex ministra, elegida senadora en las elecciones de 1990, también opositora en 1992 a Fujimori.
• Susana Villarán: alcaldesa de Lima, se postuló a la presidencia de Perú en el 2006. Actualmente es vicepresidenta del Partido Descentralista Social.
Y por supuesto:
• Keiko Fujimori: candidata presidencial del partido Fuerza 2011, tal vez más conocida como “la hija de”.
Configuración del escenario
Aunque parezca lo contrario, Perú es un país muy heterogéneo: valles/ cordilleras/ selvas/ sierras/ faja costera, son algunos de los determinantes geográficos y climáticos que dividen al país en distintas áreas de actividad económica, donde la mayor productividad y desarrollo socioeconómico se concentra en las tierras fértiles y menos accidentadas, es decir, el modelo genérico de lo urbano.
Otra división que podemos formular, es la “lucha” que está presente en casi todo el continente Latinoamericano: la tradición cultural y las tierras ancestrales de una población colonizada vs. las élites de poder de una minoría blanca, componente de los “nuevos” núcleos ideológicos del capitalismo post-colonial.
Un país con tantas realidades internas genera una heterogeneidad compuesta de distintas fracciones, algunas más a la izquierda, otras más a la derecha, otras de centro, y por qué no, individuos apolíticos desinteresados por el sistema; sectores que siguen movimientos minoritarios o tienen una representación más fecunda en el extranjero (por ejemplo, senderistas - Sendero Luminoso); así como coaliciones que traspasan las divisiones tradicionales y se fusionan (izquierda cristiana, o derecha con acento en el rol del Estado y gasto social, por mencionar algunos).
Características generales de los partidos
Resulta casi imposible encontrar un partido denominado oficialmente como “izquierda”, o “derecha” no sin antes encontrar el curioso prefijo de "centro". Tal vez se deba reconocer al mismo tiempo, que ningún partido dispuesto a conseguir lo que más desea -el poder- podrá hacerlo si no absorbe un electorado heterogéneo (característica muy persistente), con intereses sociales y capitales, ateos y creyentes, abierto en matices pero a la vez, respetando cierta base fundacional que hace al partido UNA UNIDAD.
Tampoco es usual en nuestros tiempos encontrar un tronco izquierdista que persiga alguna revolución por sus propios medios, sin sumarse a alguna alianza más “demócrata”. La diversidad de elecciones, manifestaciones y tendencias responde además a nuestra era de eclecticismo. Y es casi imposible encontrar algún movimiento puro, no sólo por todas las creaciones del hombre que han ido evolucionando y experimentando nuevas formas de expresión, sino porque además, la pureza tiende a venir de la mano del dogma.
Pero… ¿acaso no buscamos un partido político que tenga convicciones claras y firmes?, ¿Cómo lo logramos cuando el medio para acceder a ese poder deriva en métodos no orgánicos o impuros?, ¿Quiere alguien de izquierda, derecha o cualquier orientación política llegar al poder, aunque esto implique fusiones contradictorias a sus normas fundacionales?
Sufragio-Escrutinio
El candidato nacionalista de izquierda Ollanta Humala, habría conseguido una mayoría parlamentaria relativa. Los restantes candidatos (Pedro Pablo Kuczynski, Alejandro Toledo y Luis Castañeda) siguen sus caminos políticos buscando alianzas (tema mencionado en el título anterior) que reflejen la proximidad hacia su propuesta, y por qué no, la demanda de cargos que redoblen la apuesta y permitan nuevas jugadas en vista a futuras elecciones.
La adversaria de Humala, quien obtuvo el segundo puesto luego de una reñida diferencia, es Keiko Fujimori, candidata que incluye las siguientes referencias (sin basarme en su legado familiar): ser una de las parlamentarias con mayor ausentismo en la actividad política, dinero no declarado utilizado para beneficio propio en los estudios que realizó en el extranjero, y un reducido número de proyectos de ley, algunos de los cuales incluyen la ampliación del alcance de la pena capital.
Es destacable sin embargo, el correcto procedimiento mediante el cual se efectuaron las elecciones, la variedad de candidatos con propuestas que dotaron a todos de probabilidades equitativas para acceder a la jefatura de Estado, y el diálogo efectivo que se está proponiendo como desenlace de la primer ronda de elecciones en el país.
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