Monte arriba, donde el sombrío ciprés y el brezo, bandadas de mariposas danzaban y revoloteaban cual confeti al viento, tocando en una hoja de vez en cuando para dejar una salva de huevos. A mis pies vibraban los saltamontes y las langostas como máquinas de relojería, y con alas relucientes de sol volaban ebrios sobre el brezo. Por el arrayán circulaban cimbreándose levemente las mantis: ligeras, cuidadosas, la quintaesencia del mal. Eran flacas y verdes, con rostros sin mentón y monstruosos ojos globulares de un dorado grisáceo, ojos con una expresión de intensa, agresiva locura. Los torcidos brazos, con sus orlas de dientes afilados, se elevaban hacia el mundo de los insectos en falso ademán de súplica tan humilde, tan fervorosa, con un leve temblor si una mariposa volaba demasiado cerca.
Gerald Durrell.
3 comentarios:
al final me resultaste una romantica Justice! Te cuento que alla en el campo donde pase los mejores años de mi vida montando a caballo, recorriendo los campos, jugando a ser el Zorro, o cualquier heroe en un equino , cuando veiamos uno de estos, mejor dicho, algunas langostas" era porque al dia siguiente llovia. Flor de rabieta!
Justo estaba buscado un texto que vimos en la época que estudiaba (guardo todo) y siempre me gustó uno en especial que explicaba la diferencia entre el lenguaje literario y el científico, y como ejemplo estaba la mantis.
Es una lástima que no conseguí la otra mitad donde hay una descripción semejante, pero desde el punto de vista biológico y no literario. Me gusta esa polarización tan marcada del lenguaje aún para referirse a lo mismo, en este caso, un animalito con muy mala fama y especialista del camuflaje. Un abrazo!
Qué graciosa la anécdota de Lidia. Jejejeeeee.
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